La extraña muerte de las interfaces de usuario

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La extraña muerte de las interfaces de usuario

Por qué las interfaces de usuario como las conocemos están muriendo

Durante más de cuarenta años, las interfaces gráficas han sido el puente entre humanos y tecnología.

Desde el “Start” de Windows hasta el “slide to unlock” del iPhone, cada avance fue una revolución que nos hizo sentir un poco más cerca de la máquina. Pero algo está cambiando. Y rápido.

Hoy hemos llevado las interfaces gráficas a su límite. Llevamos décadas refinando botones, menús y animaciones hasta rozar la perfección.

Lo que antes era un simple botón para encender o apagar, hoy implica simulaciones físicas en tiempo real, reflejos de vidrio hiperrealistas y animaciones 3D que responden a cada gesto. Sin embargo, bajo esa capa de diseño espectacular se esconde una paradoja: la misma industria que lleva décadas perfeccionando la interfaz, está intentando eliminarla.

Nivel 1: De los píxeles al prompt

En los años 80, pasamos de escribir comandos en una pantalla negra (la terminal) a mover un cursor sobre iconos de colores. Hoy, curiosamente, estamos volviendo al texto.

Y aunque parezca que hemos retrocedido, este es el primer paso hacia delante, estamos al comienzo de una nueva curva de innovación. Las interfaces tradicionales llegaron a su techo, son tan refinadas, tan “perfectas”, que ahora lo más innovador es evitarlas por completo.

ChatGPT, Perplexity o Gemini son esencialmente líneas de comandos mejoradas: un diálogo en lenguaje natural en lugar de menús y botones.

UI en un lado, chatbot en el otro, una nueva manera de interactuar con las máquinas.

Aún vemos los botones y menús, pero cada vez los usamos menos. En lugar de navegar por interminables paneles, le hablamos directamente al sistema, y este entiende lo que queremos.

No es que desaparezca la interfaz, sino que se vuelve más humana. Estamos pasando de hacer clics a expresar intenciones.

En vez de pensar “¿Dónde está ese ajuste?”, simplemente decimos “Hazlo”.

Nivel 2: El fin (y renacimiento) de la UI

El nivel 2 de esta evolución del UI sigue un importante principio de diseño: combinar lo nuevo con lo conocido. Seguimos viendo menús, pero también podemos dar órdenes en lenguaje natural.

Durante años, las grandes compañías han intentado resolver el problema de la interfaz mediante asistentes de voz. Pero hablarle a Alexa para comprar algo o coordinar un viaje no se siente natural. Falta contexto, falta control visual.

El futuro no pasa por reemplazar el diseño gráfico con texto (o voz), sino por fusionarlos con las UIs actuales.

La IA nos escucha, interpreta y actúa, pero la interfaz visual sigue ahí para darnos control y confianza.

Ya están surgiendo herramientas que combinan lo mejor de ambos mundos: un chat integrado dentro de la interfaz tradicional.

Ejemplos como Cursor (para programar) o Perplexity (para navegar) permiten dialogar con la interfaz en lugar de navegar por menús.

Es el nivel 2 de esta nueva era post-UI: seguimos viendo botones y menús, pero la interacción es cada vez más natural, más conversacional. No desaparece el diseño, se transforma.

Esa coexistencia entre lo humano y lo técnico es, probablemente, el puente que definirá la próxima década del diseño.

Nivel 3: Hacia un mundo de interfaces generativas

El nivel 3 es aún más radical: las interfaces dejarán de ser diseñadas una vez para siempre. En su lugar, se generarán en tiempo real, adaptándose a lo que el usuario necesita en cada momento.

Imagina pedir un vuelo y que el sistema cree automáticamente una interfaz personalizada con los botones, filtros y opciones que necesitas solo para esa búsqueda.

El ex CEO de Google, Eric Schmidt, lo resume así:

“Ya no diseñaremos pantallas, sino interfaces que se generen a partir de la intención del usuario.”

Esto no significa que los diseñadores desaparecerán, sino que su rol cambiará: pasarán de dibujar píxeles en Figma a escribir las reglas que guíen a la IA sobre cuándo mostrar un mapa, una lista o un calendario.

Es el salto del artesano al guionista, dejar que la máquina interprete la historia que queremos contar.

Reflexión final

Estamos asistiendo al fin de una era… la del clic, el botón, el menú, y estamos viendo el nacimiento de otra donde la intención es el nuevo rey.

El reto no será solo técnico, sino psicológico. Aprender a confiar en sistemas que generen lo que necesitamos sin mostrarnos todo el proceso.

Aun nos queda un largo camino para llegar hasta ahí, y puede que nos lleve un tiempo. Los modelos no son lo suficientemente consistentes, fiables ni baratos. Pero está claro que se está produciendo un cambio.

Como en los 80, cuando la gente dudaba de usar el ratón o de arrastrar un archivo, esta transición también nos obligará a desaprender lo que creíamos dominar.

Quizás dentro de unos años recordemos con nostalgia las pantallas llenas de iconos, como hoy recordamos el sonido del módem o el click del disquete.

Al final, diseñar nunca fue solo cuestión de pantallas, sino de entender cómo pensamos. Y quizás, en el futuro, la mejor interfaz será aquella que desaparezca sin que nos demos cuenta.

Pero la historia avanza. Y esta vez, el diseño ya no se mide en píxeles, sino en posibilidades.

Ya no diseñamos para que el usuario encuentre lo que busca, sino para que el sistema lo entienda.

Y, como toda transformación profunda, no sucederá de golpe.

Será un proceso gradual, lleno de híbridos, de coexistencias entre lo viejo y lo nuevo.

futuro de la ui (2)